¿Qué debo saber sobre el flujo vaginal durante el embarazo?
Es normal que te resulte incómodo hablar del flujo vaginal en el embarazo. ¿Sabes qué aspecto puede tener? Tu organismo produce más flujo vaginal al principio del embarazo, mientras que antes del parto expulsa una secreción sanguinolenta. Esto a veces indica que hay un problema, como una infección. Sigue leyendo para saber cuáles son los tipos de flujo que suelen darse en el embarazo.
¿Qué aspecto debe tener el flujo vaginal?
El flujo en el embarazo debe ser de color claro o blanco y tener una textura pegajosa. Además, debe ser inoloro. Si adopta un tono amarillento en la ropa interior o el pantiprotector, no tienes de qué preocuparte. Seguramente expulses más flujo a medida que aumentan los niveles de estrógeno, progesterona y flujo sanguíneo a la vagina, sobre todo durante el segundo trimestre.
Esto ayuda a proteger a la guagua de posibles infecciones, ya que es la forma natural del cuerpo de limpiar la vagina. Una vez que tu embarazo llegue a término (39 semanas), puede que observes una secreción bastante pegajosa. Se trata del tapón mucoso, que describimos con mayor detalle más adelante.
¿El flujo vaginal es un síntoma de embarazo?
El flujo vaginal no tiene por qué ser un síntoma de embarazo. No obstante, de ser así, en la primera etapa es posible que observes una secreción sanguinolenta conocida como sangrado de implantación. Este suele ocurrir cuando el óvulo fecundado se implanta en el endometrio. Normalmente, es un poco más claro que la sangre menstrual normal. Si te has enterado hace poco de que estás embarazada, usa nuestra calculadora de la fecha de parto para estimar cuándo llegará tu guagua.
¿Qué es la leucorrea?
La leucorrea es el término médico para designar el flujo vaginal general, no solo el que se expulsa durante el embarazo. Suele ser una sustancia transparente o blanquecina con una textura pegajosa, que comienza a aparecer en la pubertad. El color, la consistencia y la cantidad de leucorrea varían según la fase del ciclo menstrual. Recuerda que durante el embarazo puede que expulses más flujo que de costumbre, pero es totalmente normal.
¿Cuándo se considera que el flujo es anormal?
Desafortunadamente, si estás embarazada, eres más propensa a las infecciones vaginales. Esto se debe a que las hormonas del embarazo alteran la cantidad de levaduras y bacterias que hay en la vagina, lo que aumenta el riesgo de padecer candidiasis o vaginosis.
Los cambios en el color, el olor o la consistencia del flujo vaginal pueden indicar una infección, por lo que debes prestar atención durante todo el embarazo. La vaginosis bacteriana puede provocar cambios en las secreciones, que suelen manifestarse con un fuerte olor a pescado y un color gris, blanco o verde. La candidiasis puede generar una sustancia espesa, blanca o grumosa. Si notas alguno de estos cambios o cualquier otra cosa, consulta al médico para que te recete un tratamiento. Si ignoras una infección vaginal, esta puede llegar al útero y poner en peligro a tu guagua.
¿Cuándo debo llamar al médico?
Pide cita con el médico si el flujo cambia de color o consistencia y comienza a oler mal. También te recomendamos hacerlo si sientes picor o escozor al orinar. Si el flujo tiene un aspecto acuoso o sanguinolento, puede deberse a que has roto aguas o expulsado el tapón mucoso. Ambas son señales de parto prematuro en caso de ocurrir antes de que el embarazo llegue a término completo (39 semanas), por lo que deben examinarte de inmediato. Si el sangrado vaginal es abundante o tiene una textura extraña, debes consultar al médico para que descarte cualquier problema.
¿Cómo puedo evitar las infecciones vaginales mientras estoy embarazada?
Límpiate de adelante hacia atrás cuando vayas al baño para evitar que las bacterias fecales entren en la vagina. Usa un protector diario en lugar de tampones si tienes mucho flujo durante el embarazo. Además, te recomendamos bañarte o ducharte con agua y un jabón suave. También es una buena idea comprar ropa interior de algodón u otras fibras naturales y transpirables, así como evitar los pantalones ajustados.
Si el flujo comienza a oler mal, no recurras a las duchas vaginales para enmascararlo, ya que no son nada beneficiosas. En lugar de ello, consulta al médico para que te diga qué hacer.
¿Debo prestar atención a otros cambios en el flujo?
A continuación, te mostramos otros tipos de secreciones que puedes observar antes, durante y después del embarazo:
Flujo de ovulación. La cantidad de leucorrea que expulsas varía a lo largo del ciclo menstrual. Aumenta justo antes de ovular (es decir, cuando eres más fértil), y su consistencia suele ser suave y resbaladiza. Después de ovular, la cantidad de flujo que expulsas disminuye y se vuelve más espesa, pero menos abundante. Puede que seas más consciente de estos cambios si estás controlando tu ciclo menstrual para quedarte embarazada.
Expulsión del tapón mucoso. Como su propio nombre indica, el tapón mucoso es una secreción espesa que llena el cuello uterino y bloquea la entrada al útero. Se desarrolla durante el embarazo para proteger a la guagua contra posibles infecciones. Sale antes de ponerte de parto, ya que el cuello del útero comienza a dilatarse. Tiene un aspecto claro o rosado y suele ser más espeso que el flujo vaginal normal en el embarazo.
Rotura de aguas. Unas horas antes del parto, es posible que se rompa el saco amniótico y notes cómo sale el líquido. Lo más normal es que no sea tan dramático como lo que estamos acostumbradas a ver en las películas. Algunas mujeres sienten un goteo y otras un chorro, mientras que otras ni siquiera se enteran.
Loquios. Tras dar a luz, ya sea por vía vaginal o cesárea, observarás un tipo nuevo de secreción. El moco y la sangre que expulsarás en los días posteriores al parto se denomina loquios. Comenzará siendo rojo y espeso, pero poco a poco se aclarará hasta volverse blanco o amarillento. Si te hacen una cesárea, tendrás menos loquios que las madres que dan a luz por vía vaginal. Este tipo de secreción seguirá saliendo entre cuatro y seis semanas después del parto.
En resumen
El flujo durante el embarazo suele ser inoloro, de color claro o blanco y tener una textura pegajosa, incluso si adopta un tono amarillento en tu ropa interior o el pantiprotector, no debes preocuparte. No olvides que los cambios en color, olor o consistencia del flujo vaginal pueden indicar una infección, por lo que debes prestar atención dura
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