Salir a comer: cenar en un restaurante con tu bebé
Cuando nuestro bebé tenía poco más de un año, mi esposa y yo decidimos que era hora de una salida familiar a los restaurantes que solíamos ir antes del embarazo. Personalmente, soy de esas personas que no planifica nada, algo así como “llevemos al niño y veamos qué sucede”, pero mi esposa estaba muy preocupada y creía que nuestra hija podía hacer un desastre y pasaríamos una vergüenza.
Tal como lo suponía. La primera vez que salimos fue, como mi esposa lo temía, un completo desastre. Todo lo que podría haber pasado pasó. Nos tomó un mes y medio recobrar la valentía e intentarlo nuevamente. Sin embargo, esta vez teníamos un plan (vean más abajo las sugerencias). Naturalmente, mi esposa y yo estábamos nerviosos respecto a la próxima incursión en el interesante mundo de los restaurantes. Nuestra hija volcó un vaso de agua y mordió un gran trozo de uno de los crayones que el camarero le trajo. Pero, en general, supimos que la planificación cuidadosa había valido la pena cuando la pareja que se sentó junto a nosotros nos felicitó por nuestra hija y su correcto comportamiento.
Cómo elegir adonde ir
Debes mantenerte alejada de lugares ruidosos y repletos de gente a menos que sepas que tu bebé ama ese tipo de entorno.
Llama con antelación para ver si aceptan bebés y asegúrate de que el restaurante tenga suficientes sillas.
Haz que sea una salida casual. Los manteles blancos y las copas de cristal son para los bebés lo mismo que es el color rojo para los toros.
En el restaurante.
Siéntate cerca de una salida. Es posible que debas salir con tu bebé enojado rápidamente del restaurante.
Si el bebé está comiendo alimentos especiales, no te olvides de su comida y de cucharas adicionales, en caso de que una (o dos) terminen en el suelo.
Si el bebé está caminando, no permitas que se acerque a otras mesas a menos que estés absolutamente seguro de que a las personas no les molesta recibir visitas. Puede ser agradable para ti, pero molesto para otras personas. Además, los bebés que merodean (y gatean) generan un riesgo de tropiezo para los camareros.
Si tienes a tu bebé apoyado en tu falda, tienes que tener mucho cuidado. Los bebés nacen con un sexto sentido para los restaurantes. Querrán embestir todo lo que esté más caliente y lo que sea más filoso, y harán un gran desastre cuando hayan derramado todo.
El personal del restaurante no tendrá tiempo para entretener a tu bebé. Tienen muchas tareas que hacer.
No te avergüences si debes retirarte rápidamente. Los bebés se molestan, tienen pataletas y se enferman.
Intenta llegar a casa a la hora de irse a acostar. Estar en un lugar nuevo puede ser estresante.
Ten en cuenta lo que es adecuado para tu bebé y adapta el plan como corresponda. Finalmente, solo aprenderás cómo mejorar la situación al tener el coraje suficiente para intentar salir con tu familia por primera vez.
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